Cuidado de la creación, cultivo de la paz
“Si quieres promover la paz, protege la creación”, ha sido la motivación que el Santo Padre nos ha sugerido al comenzar el Año del Señor 2010, en la Jornada Mundial de la Paz. Al recordarnos que respetar y salvaguardar lo creado se ha hecho hoy esencial para la convivencia pacífica de la humanidad, el Papa Benedicto nos invita a renovar la alianza entre la humanidad y medio ambiente, que debe ser reflejo del amor creador de Dios, en continuidad con el interesante abordaje que él hace, sobre esta temática, en su última encíclica Caritas in veritate.
Como señala el Santo Padre, no menos preocupantes que las guerras y violaciones a los derechos humanos son los peligros causados por el descuido y el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado. Estas situaciones no son ajenas a nuestro país, una tierra cuya belleza y riquezas naturales agradecemos a Dios desde los versos del Himno nacional y valoramos en la educación de las generaciones futuras. Pero la poética alabanza contrasta con una preocupante proliferación de alarmas ambientales en gran parte del país.
Sabemos que las instituciones de nuestra sociedad han dado pasos significativos para posicionar los asuntos del medioambiente y mejorar la calidad de las decisiones políticas que se adoptan sobre esa materia. Sabemos, además, que las necesidades energéticas son un tema también apremiante que la comunidad debe resolver en un contexto de estrategias compartidas y sostenibles. Y ciertamente hay en juego intereses de diversos sectores que no necesariamente tienen al desarrollo humano como una prioridad.
Por lo mismo, como afirma el Papa, resulta sensato hacer “una revisión profunda y con visión de futuro del modelo de desarrollo, reflexionando además sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones”. Es necesario volver nuestra mirada y nuestros mayores esfuerzos hacia la búsqueda y promoción de una nueva solidaridad, inter e intra generacional; de una verdadera “revolución cultural” que nos permita redescubrir los valores que constituyen el fundamento sólido sobre el cual construir un futuro mejor para todos.
Ojalá las nuevas autoridades del Poder Ejecutivo asuman estos desafíos como propios. Porque, como ha insistido el Santo Padre en diversas intervenciones respecto a la responsabilidad sobre la creación, “las personas no pueden eximirse de ella ni postergarla sobre las generaciones venideras”. Si el deterioro ambiental no logra interpelar nuestros comportamientos individuales y estilos de vida, difícilmente esta preocupación se traducirá en un cambio verdadero y un mejor cuidado de la Creación.
† Santiago Silva Retamales
Obispo auxiliar de Valparaíso
Secretario General de la CECh