Entrevista: Valeria López: “Tenemos el compromiso de mantener vivo el dinamismo sinodal”

Viernes 29 de Diciembre del 2023
La secretaria general adjunta de la CECh fue parte del Sínodo como representante del proceso de escucha vivido en América Latina. A continuación su valoración de la experiencia vivida, del método de la “conversación en el Espíritu” utilizado para construir consensos y el camino a vivir durante el 2024 en las comunidades, a partir del Informe de Síntesis de la primera sesión.

Por Víctor Villa C. 
 
¿Cómo viviste la experiencia de participar en la primera sesión del Sínodo, siendo además parte del histórico grupo de laicos y mujeres que por primera vez tenían derecho a voz y voto en ella? 
 

Mi participación en la primera sesión de la XVI Asamblea General ordinaria del Sínodo de los Obispos fue una verdadera experiencia de sinodalidad. En efecto, en torno a 400 personas, provenientes de variadas geografías, culturas y tradiciones, representando los distintos estados de vida, carismas y ministerios en la Iglesia, intercambiamos a lo largo del mes de octubre reflexiones, preocupaciones, anhelos. Rezamos juntos, compartimos la Eucaristía, peregrinamos, trabajamos arduamente y nos escuchamos, también en la diversidad de pareceres. Todos unidos por la misma fe, en comunión, reconociéndonos hermanos, caminando juntos como Pueblo de Dios. Con esto quiero destacar que, más allá de los contenidos que fueron abordados siguiendo el Instrumentum laboris, y las convergencias, temas a profundizar y propuestas recogidos el Documento de Síntesis, lo vivido y compartido es un signo ya de una Iglesia sinodal. 
 
Como canonista he estudiado y enseñado el Sínodo de los Obispos por muchos años; su origen, su regulación en el Código de Derecho Canónico, en cuanto a su composición y función consultiva, etc. Y aun sabiendo que, como toda estructura eclesial que no tiene su origen en el derecho divino, puede cambiar (el mismo Pablo VI en el M.P. Apostolica Sollicitudo, del 15 de septiembre de 1965, señalaba que el Sínodo “como todas las instituciones humanas, se podrá ir perfeccionando”), no esperaba que el papa Francisco convocara para esta Asamblea, con derecho a voto, a personas que no tienen el munus episcopal, y que además enfatizara en que un número importante de ellas debían ser mujeres. Me alegré y oré mucho por esta decisión del Santo Padre. 
 
El momento histórico en el que nos toca peregrinar está lleno de desafíos. Entre ellos, la vocación y presencia de la mujer en la Iglesia, no sólo en los ámbitos que tradicionalmente la vemos y valoramos en nuestras comunidades, sino también en otros espacios, que involucran la elaboración y toma de decisiones, donde ha tenido menor participación y visibilidad. El Papa Francisco al convocar a mujeres a la Asamblea del Sínodo con voz y voto ha querido ser fiel a todo el camino sinodal recorrido, donde no sólo los clérigos han sido parte importante del mismo, sino también la vida consagrada y los laicos (hombres, mujeres, jóvenes). Una mayor participación de las mujeres en esos ámbitos va de la mano de la corresponsabilidad. Y eso es lo que significa en lo personal y como laica, ser parte de este momento en la vida de la Iglesia: el ejercicio de la corresponsabilidad, de una manera muy concreta y visible, que permitirá seguir profundizando sobre la ministerialidad laical, nuestras estructuras eclesiales, etc. 
 
Varios participantes destacaron el método de la "conversación en el espíritu” ¿Qué de novedoso tiene esa forma de discernimiento respecto de otros que hemos estado usando en la Iglesia en los últimos años? 
 
La metodología de trabajo en círculos menores o pequeños grupos de 10 a 12 personas en mesas redondas, fue una verdadera novedad y acierto. Fraternidad y comunión, son las dos palabras con las que identifico el trabajo durante la Asamblea, y el método de la Conversación en el Espíritu, que fue con el que trabajamos durante la asamblea, ha contribuido para ello, porque permite escucharnos, le confiere otra dimensión al silencio, a partir la palabra de Dios, y nos dispone a estar atentos a las mociones del Espíritu Santo para construir consensos.  
 
En efecto método, de larga tradición en la vida de la Iglesia, invita a descubrir lo que Dios nos está diciendo a través de la palabra, la vida, y el testimonio de nuestros hermanos y hermanas. Si bien no es el único método que podemos utilizar en los procesos de discernimiento eclesial, y aun cuando – en mi opinión – podría ser objeto de algunos ajustes a la hora de ser empleado en la próxima sesión de la asamblea del Sínodo, sus bondades fueron valoradas positivamente por los participantes y podríamos afirmar que fue una importante herramienta de trabajo en los círculos menores la construcción del Informe de Síntesis. 

A lo largo de la Asamblea, la conversación en el Espíritu requería un tiempo previo de preparación espiritual personal, a la luz de la Palabra, y en torno a unas preguntas ya definidas, que buscaban desarrollar un determinado contenido.  A partir de allí, se daba inicio a tres rondas, donde cada miembro del grupo comparte, primero su reflexión personal (primera ronda), después lo que resuena en su corazón luego de haber escuchado a los otros (segunda ronda), y finalmente, la búsqueda de los puntos en común (tercera ronda), que es el discernimiento de lo que el Señor nos pide. Entre cada ronda, hay un espacio de silencio orante. En todo el proceso, el secretario del grupo de trabajo, tomaba nota de lo compartido y luego el relator del grupo, lo exponía en la congregación general o plenaria. 
 
Ahora viene una etapa en que se pide a las comunidades de todo el mundo el reflexionar sobre el documento de síntesis en vista a la segunda sesión de octubre de 2024 ¿Cómo vislumbras ese camino de seguir difundiendo y viviendo esta forma de ser Iglesia? 
 
El Informe de Síntesis nos presenta convergencias, temas a profundizar y propuestas que nos permiten configurar los caminos que debemos recorrer, para ir avanzando en este caminar juntos de la Iglesia sinodal en misión. 

Recientemente, la Secretaría General del Sínodo hizo llegar a todos los Obispos y a los participantes de la Asamblea sinodal una primera pauta de trabajo, a implementar de aquí a la segunda sesión en octubre de 2024, invitando a las Iglesias locales y a los grupos de Iglesias a contribuir, profundizando en algunos aspectos del Informe de Síntesis, a partir de una pregunta orientadora ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?, y con el objetivo de “identificar los caminos a seguir y los instrumentos a adoptar en los diferentes contextos y circunstancias, para potenciar la originalidad de cada bautizado y de cada Iglesia en la misión única de anunciar al Señor Resucitado y su Evangelio al mundo de hoy” (Hacia octubre de 2024). Se trata entonces, que a nivel de las diócesis, se pueda contribuir compartiendo prácticas que sean signos concretos de sinodalidad. A la Conferencia Episcopal le tocará recoger esos aportes y elaborar una síntesis nacional que debe ser enviada a la Secretaría general del Sínodo antes del 15 de mayo. 

Pero más allá de ese encargo concreto, tenemos el compromiso de mantener vivo el dinamismo sinodal. Quienes participamos en la Asamblea estamos invitamos a sostener y animar las iniciativas de las Iglesias locales y las agrupaciones de Iglesias y, sustancialmente, debemos dar testimonio de la experiencia compartida  “de una Iglesia que se descubre plural y puede vivir las diferencias como una riqueza, en comunión” (Hacia octubre de 2024).  

SERVICIO - Revista de la Conferencia Episcopal de Chile