Crónica de la Tercera Asamblea Eclesial: Una significativa instancia de reencuentro y de renacer del agua y del Espíritu

Jueves 29 de Diciembre del 2022
Desde distintos puntos de Chile, representantes de las diversas iglesias locales se dieron cita en el Colegio La Salle de la Reina en Santiago, para vivir este significativo hito del proceso nacional de discernimiento. Camino iniciado en 2018 en búsqueda ser una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora que coloca a Jesús en el centro, como nos interpeló el Papa Francisco tras su visita al país.

Por Comunicaciones Tercera Asamblea Eclesial

El año 2018, la dolorosa situación de los abusos sexuales, de conciencia y de poder en la Iglesia - evidenciados tras la visita del papa Francisco y la posterior convocatoria a los obispos chilenos al Vaticano- impulsaron a que la Asamblea Plenaria Extraordinaria de los obispos realizada en julio de ese año, acordara realizar un proceso nacional de discernimiento en vista a la realización de una “Tercera Asamblea Nacional Eclesial”, la que finalmente se llevó a cabo entre el 7 al 9 de octubre de 2022.

Proceso Nacional de discernimiento

El camino hacia este hito se inició a mediados del 2019 cuando se lanzó el proceso de discernimiento para la renovación eclesial “Pueblo de Dios, camino de esperanza”, al que se sumaron distintas personas y comunidades de todas las diócesis del país. Junto a ese proceso nacional también se desarrollaron otras instancias de diálogo propios de las diócesis y de otras comunidades de Iglesia. Algunos de esos espacios de encuentro y escucha, fueron animados desde la Conferencia Episcopal con diversos instrumentos que facilitaran el “reconocer, interpretar y elegir” el querer de Dios en cuanto a tres ámbitos: las relaciones interpersonales, la revisión de las estructuras eclesiales y los signos de los tiempos.

Dicho proceso que se vio impactado por la crisis social de octubre de 2019, permitió incorporar en los encuentros de discernimiento el clamor por justicia, paz y dignidad que emergieron con fuerza en la discusión del país. Sin embargo, en 2020 la pandemia de Covid-19 puso en suspenso dicho camino. Sin embrago, esa realidad impulsó a muchas comunidades a vivir la fraternidad al servicio de los más necesitados durante ese tiempo, relevando el valor de la solidaridad comunitaria, donde agentes pastorales de capillas y parroquias salieron al encuentro de quienes sufrían tanto en lo material como en lo espiritual.

Un mismo camino sinodal

El camino de discernimiento -que se vio afectado en su continuidad por el estallido social primero, y la pandemia después- fue reimpulsado por la consulta para la Asamblea Eclesial Latinoamericana de 2021, momento que, de manera remota, permitió a varias comunidades hacer llegar propuestas a dicho espacio de participación eclesial continental. Dichos aportes, que también fueron entregados a las diócesis de Chile, se sumaron como insumo al proceso nacional. Junto con ello se dio a conocer el “Informe de Sistematización” del tiempo de escucha y discernimiento desarrollado en 2019 que recogió más de seis mil opiniones de comunidades y personas que abrieron su corazón, manifestando su rabia, dolor, pero también su bondad, fe y esperanza de renovación desde la crisis vivida. Ese documento permitió constatar que “no partíamos de cero” tras la invitación realizada por el papa Francisco a vivir un Sínodo sobre la sinodalidad, que iniciaría con una consulta en todas las diócesis del mundo. Esta nueva invitación a “caminar juntos”, fue un impulso decisivo para que muchas comunidades se hicieran parte de este tiempo sinodal, aportando no solo al llamado del papa sino también al proceso nacional de discernimiento y la Asamblea Eclesial Nacional.

Viento, Aceite y Agua: La presencia del Espíritu en medio del pueblo de Dios

Viernes 7 de octubre: “De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento que llenó toda la casa” (Hc 2,2)

Juntos por una Iglesia sinodal, profética y esperanzadora

Con más de 600 personas reunidas para discernir juntos el querer de Dios se dio inicio a la Tercera Asamblea Eclesial Nacional, la que en su actividad inaugural comenzó con una oración para poner en común la esperanza con las que todos llegan a esta jornada, confiados en la acción del Espíritu Santo.

El primer encuentro presencial de los participantes estuvo marcado por signos muy significativos, dando cuenta de la esperanza del Pueblo de Dios respecto del proceso de discernimiento en el que se busca discernir en conjunto el querer de Dios para la Iglesia en Chile.

Al iniciar la ceremonia, representantes de las delegaciones diocesanas hicieron ingreso al sector en el que se encontraba la Asamblea reunida, portando letras que forman tres palabras que dan sentido a el proceso que vive la Iglesia en Chile: sinodal, profética y esperanzadora.

Posteriormente, el presidente de la CECh y arzobispo de la Santiago, cardenal Celestino Aós, pudo dirigirse a todos los presentes, instancia en la que afirmó con fuerza: “Ahora el Espíritu Santo está aquí, y es verdadera sinodalidad este encuentro asamblea, y es profetismo, y espero que sea verdadera esperanza”. Y posteriormente agregó: “El bautismo es un rito, un sacramento, pero es un proceso. Hay que ir cristianizándose, hay que ir bautizándose”.

Papa Francisco: protagonistas de la Iglesia sinodal, profética y esperanzadora

Durante la apertura de la jornada, el nuncio apostólico en Chile, monseñor Alberto Ortega Martín, dio a conocer el mensaje que el Papa Francisco envió especialmente para animar este encuentro: “Su santidad los invita a vivir estas jornadas con un corazón bien dispuesto para que, sensibles a la inspiración del Espíritu Santo, sepan discernir su llamado como evangelizadores, testigos intrépidos de la luz de la fe” (…) también los anima a “tomar conciencia de su misión de discípulos misioneros del evangelio de Jesucristo, miembros del pueblo de Dios y protagonistas de la Iglesia sinodal, profética y esperanzadora que, peregrinando en Chile, está llamada a construir con creatividad y valentía, en unión con sus pastores, una cultura fundamentada en los valores del amor cristiano, de la familia, del respeto a la vida y a la dignidad de todos”.

Eucaristía de inicio: Discernir lo que Jesús quiere de nosotros, eso haremos en esta asamblea

La primera misa de la Asamblea fue presidida por el obispo Sergio Pérez de Arce, secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, y concelebrada por el nuncio apostólico, monseñor Alberto Ortega junto a los obispos, sacerdotes y diáconos presentes en la actividad. El signo inspirador fue el Viento, para representar al Espíritu Santo en medio de las comunidades de discernimiento.

La eucaristía tuvo varios signos, como el de la ofrenda, momento en que una familia que practica bailes religiosos en el norte llevó el pan y el vino al altar. También, y al finalizar, los fieles llevaron al Altísimo en procesión hasta la Capilla del Colegio La Salle en donde se está efectuando la Asamblea. 

En su homilía, el padre Sergio recordó el signo que marcó la primera jornada de la Asamblea, el viento. “Si hay un texto en donde el viento se manifiesta, es en Pentecostés. Primero están los discípulos todos reunidos, María está al medio, y entra un viento fuerte, abre las puertas y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Y estamos aquí para que el Espíritu cree comunión a partir de nosotros, de la diversidad. También el Espíritu lanza a la misión, esta asamblea no tiene sentido si no nos renueva en la misión evangelizadora. Ojalá que el viento entre fuerte en nuestras vidas, en la Iglesia, en todos nosotros”. 

El también obispo de Chillán se refirió en su homilía al sentido de la Asamblea. “Al Espíritu Santo se le escucha, se le puede contemplar, pero por sobre todo se le escucha. En estos últimos años hemos tratado de escuchar al Espíritu, en los acontecimientos, y de manera especial cuando nos escuchamos unos a otros. En ese documento preparatorio del Sínodo se dice, uno en la escucha de los otros y todos en escucha del Espíritu Santo. Es lo que queremos hacer y lo que siempre tenemos que hacer en nuestra Iglesia”. 

“En la escucha del Espíritu, Él no queda fuera, porque el espíritu recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. El Espíritu nos devuelve a Jesús, lo hace presente entre nosotros, su palabra de generación en generación, actualiza la palabra de Jesús para nuestro hoy, para que caminemos con Jesús en medio de los grandes y pequeños desafíos. No estamos solos y lo que tenemos que hacer es discernir lo que Jesús quiere de nosotros, eso haremos en esta asamblea. Queremos discernir nuestra respuesta, las conversiones que quiere el señor de nosotros. Los invito a discernir la buena nueva que él quiere que guardemos como un tesoro en nuestro corazón como un tesoro, en el corazón nuestro y en el de la iglesia sabemos de qué se trata. Jesús tiene una palabra de amor para cada uno y quiere que sobre esa palabra edifiquemos nuestra vida y que esa palabra, como una buena noticia, nos sostenga en la lucha, en los cansancios y una vida entregada en el amor”, finalizó.

El objetivo de los primeros encuentros de comunidades de dicha jornada fue dialogar sobre temas de gran relevancia para las Iglesias locales: Transparencia; rendición de cuentas y supervisión; liderazgos y estructuras para favorecer la participación y la misión compartida; ministerios laicales; formación para relaciones más evangélicas y necesidades formativas. De ese trabajo fueron surgiendo las primeras síntesis del discernimiento de las comunidades.

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Sábado 8 de octubre: “El Espíritu está sobre mí y me ha ungido” (Lc 4,18)

Comunidades trabajaron en torno a los temas plasmados en los informes diocesanos

Las actividades del segundo día de Asamblea Eclesial estuvieron marcadas por el signo del Aceite y comenzaron con la oración cantada que el P. Cristóbal Fones sj, ofreció a la comunidad reunida en pleno bajo la carpa del Colegio La Salle de La Reina, acompañado del P. Raúl Moris. Al finalizar dicho momento, el secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, obispo Sergio Pérez de Arce tomó la conducción del encuentro para presentar las líneas de acción para la segunda jornada. “Estamos con ánimo, con alegría. El viernes fue un día bonito e interesante y una oportunidad para ir mejorando el funcionamiento de la asamblea”, indicó, agregando algunos aspectos prácticos de la actividad.

Obispo Fernando Chomali: Lo que más necesitamos es profundidad espiritual

Al mediodía, se realizó la eucaristía en esta oportunidad presidida por el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali y concelebrada por el obispo de Talca, Galo Fernández. Uno de los momentos más significativos, se produjo cuando Nery Manutomatoma hizo una de las lecturas lengua en rapa nui y luego en español. En su homilía, monseñor Chomalí agradeció la oportunidad de presidir esta misa. “Quisiera agradecer también a las personas que desde hace mucho tiempo están organizando esta asamblea que se da en un contexto social, cultural, mundial, eclesial desafiante, complejo. Tenemos dos posibilidades, la primera es ser pesimistas y la otra posibilidad, es ser ingenuamente optimistas. Lo que nos pide el Señor hoy día es un sano realismo que nos dice que tenemos los seminarios vacíos. Les digo a mis hermanos que a nadie la podemos garantizar que en diez años más vamos a tener sacerdotes en parroquias. Tenemos conventos y parroquias vacíos y esa es nuestra realidad. De esa realidad, hay que mirar el futuro”.

“Algunas personas creen que esto se va a solucionar con estrategias de marketing, pero no. Eso se va a revertir en la medida que volvamos a la fuente, a Jesucristo nuestro Señor. Lo que más necesitamos es profundidad espiritual porque una persona que no reza no tiene nada que decirle al mundo”, indicó.

Al finalizar la eucaristía, los músicos que crearon el himno “Busquemos Camino” para el proceso y la Asamblea, interpretaron -por primera vez en conjunto y en vivo- el tema que fue coreado por todos los participantes.

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Jornada de la tarde

Durante la tarde del sábado, las comunidades se reunieron para realizar un discernimiento en torno a los desafíos de la Iglesia en el Chile actual respecto de quienes más sufren, las víctimas de abuso de abuso y la prevención, la mujer, las personas con diversas orientaciones sexuales, los jóvenes, la familia en sus múltiples desafíos y transformaciones, el país en sus procesos sociales y políticos, el medio ambiente, además de la cultura y la transmisión de la fe.

En este sentido, una de las secretarias de comunidades, Angélica Ponce, integrante de la Comunidad Cristo Liberador de Villa Francia, se refirió al rol femenino del que todas las Diócesis en sus informes dieron cuenta en la previa de esta asamblea. Angélica dijo que “las mujeres somos las que llevamos la Iglesia, en todas las comunidades; en todas las parroquias son las mujeres las que llevan todos los roles. Lo que pasa es que no hemos tenido la posibilidad de asumir roles de mayor responsabilidad y visibilidad. Ojalá nuestra participación y aporte sea más considerado y visible”.

Respecto de la participación juvenil, un aspecto también destacado en los informes diocesanos, Martina Muñoz (20 años) de la Comunidad de San Felipe también entregó su visión. “A mí me motiva el hecho de seguir el camino a pesar de todas las trabas. Muchas veces me han hecho callar por ser joven. Pero sé que somos un aporte y eso me motiva a seguir participando. Yo trabajo con jóvenes y los motivo a que puedan seguir participando de la pastoral y la Iglesia a pesar de todo. Este proceso lo veo con mucha esperanza porque ahora sí nos están dando la oportunidad de participar de este círculo”.

Buscar consensos

El trabajo durante los días deencuentro se centró en consensuar opiniones para lograr construir una Síntesis Final de la Asamblea Eclesial. En este sentido, el padre César Leiva de la Iglesia de Aysén indicó que “me ha parecido todo muy lindo y fuerte, cargado de la emoción del espíritu, hemos llegado a un punto en que sentimos su presencia. Mi comunidad es muy linda, tenemos dos jóvenes, gente de edad media y es muy interesante porque en la medida que vamos hablando, se siente que el Espíritu Santo nos va llevando a temas comunes y vamos logando los consensos con mucha tranquilidad. Eso no significa que no tengamos opiniones diversas, pero realmente se siente que el Espíritu Santo va unificando criterios y corazones”.

Emotiva adoración con participación de monasterios vía remota

Las actividades del sábado continuaron con el trabajo de las comunidades en núcleos, finalizando la tarde con una adoración cantada al Santísimo Sacramento, la que fue animada por la hermana Verónica Santillán ecj, y musicalmente por el jesuita Cristóbal Fones. En dicho íntimo momento orante participaron vía zoom las religiosas de los monasterios de la Inmaculada de Atacama (Copiapó), de la Santísima Trinidad (Casablanca), de Cristo Rey y María Mediadora (La Florida) y Santísimo Sacramento (Puerto Varas).

Domingo 9: “Renacer del agua y del Espíritu” (Jn 3,5)

Signo de perdón a víctimas y sobrevivientes de abuso eclesial marcó la Eucaristía de la jornada final

El domingo, día final de la asamblea, siguió avanzando en el trabajo de grupos durante la mañana. Al mediodía se realizó la eucaristía que fue presidida por el arzobispo de Santiago y cardenal Celestino Aós; y concelebrada por el obispo de Aysén, Luis Infanti.

Cardenal Aós: “Esta asamblea es esperanza”

En su homilía, el cardenal Celestino Aós, agradeció lo vivido durante los días de la Asamblea Eclesial Nacional, como parte del proceso en el que han participado cientos de comunidades y parroquias de todo Chile. “Estamos llamados a ser una Iglesia esperanzadora, por eso lo primero es el sano realismo para ver lo bueno, las maravillas que Dios sigue obrando ¿Cuánta gente buena hay en nuestra Iglesia, en nuestro mundo? Para mí, la Iglesia es esperanzadora porque reza. Y hemos rezado juntos. Felicito a cada uno de los participantes por esto. Una Iglesia que reza, que celebra los sacramentos, que proclama la palabra de Dios, que no se limita a simples ritos, es agua que purifica y sana”, dijo. 

“Dichosos nosotros que hemos participado en esta asamblea, porque esta asamblea fue esperanza. Esta asamblea es realidad y vuelve a ser esperanza. Cada uno de ustedes son enviados en misión. El espíritu del Señor me ungió para enviarme y cada uno de ustedes debe compartir en sus comunidades lo que hemos vivido y escuchar la invitación de Jesús a Francisco de Asís: ‘Vete y repara mi Iglesia que amenaza ruina’. La pregunta más grande no será qué ha hecho la asamblea, sino que vas a hacer tú, porque solos no llegaremos lejos”, invitó el cardenal Aós.

Y finalizó: “Es un tiempo hermoso y propicio para amar. Si creemos que tenemos que esperar para ser mejores cristianos, para amar más, a que cambien las estructuras, a que pase una nueva asamblea, a que venga otro concilio, estamos mal, es ahora cuando tenemos que fructificar esa unción de nuestro bautismo”.

Revisar la homilía completa aquí.

No vimos, no escuchamos, no denunciamos y la vida de muchos y muchas quedó quebrada

Tras la homilía, el obispo Alberto Lorenzelli; la Delegada para la Pastoral General de San Felipe, la hna. Nelly León; la directora del Departamento Prevención de Abusos y Acompañamiento a las Víctimas del Episcopado, Pilar Ramírez; y el representante de la Delegación de Linares, Miguel González; se acercaron al altar con una vela encendida donde realizaron un signo de perdón por las víctimas de abuso sexual en la Iglesia. El momento fue acompañado por el relato del secretario general de la Conferencia Episcopal, Sergio Pérez de Arce, quien expresó “A los pies de nuestra madre... Nuestro proceso de discernimiento eclesial ha estado ligado fuertemente a la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia. Hemos sido convocados para seguir a Jesús, siervo de la misericordia y mansedumbre que no apaga la mecha que aún arde ni quiebra la caña trizada, como lo anunció el profeta Isaías. Sin embargo, esta mecha fue apagada, y no lo vimos, no lo escuchamos, no lo denunciamos y la vida de muchos y muchas quedó quebrada”. 

“Queremos no solo pedir perdón a las víctimas y sobrevivientes, sino también comprometernos para acabar con ese dolor, darles las gracias por su valentía al denunciar, y pedirle al Dios de la vida que nos haga cada vez más lúcidos, empáticos y valientes para volver a encender como profetas la lama de la fe”, finalizó. 

La clausura de la Tercera Asamblea Eclesial Nacional

La clausura inició tras la foto final de todos los participantes, momento que siguió con los testimonios en video y en vivo de quienes asistieron a la Asamblea. En la oportunidad junto con expresiones de esperanza por lo vivido y discernido en conjunto, hubo llamados a que las propuestas de las comunidades no queden solo en el papel, sino que puedan implementarse en cada realidad local. Si bien la idea era lograr una síntesis final al cierre de la asamblea, las comunidades solo alcanzaron a establecer una priorización de los temas abordado en los días anteriores: Las Relaciones al interior de la comunidad eclesial, las Relaciones que interpelan a la Iglesia hoy, el Medio ambiente, los

Los que sufren, la realidad social y política, la mujer, las víctimas y sobrevivientes

Personas con orientaciones sexuales diferente, los jóvenes, la cultura y la familia.

Debido a ello el equipo nacional de la Tercera Asamblea Eclesial se comprometió con los participantes a entregar en un plazo de 15 días la síntesis final del trabajo realizado por las 60 comunidades de discernimiento de manera de incorporar todas las sugerencias y aportes recibidos durante la jornada de clausura. Dicha síntesis final sería dada a conocer el 25 de octubre .

Tras la presentación de las propuestas priorizadas, la ceremonia prosiguió con un significativo momento orante, que incluyó una renovación de las promesas bautismales y le bendición con agua de todos los asistentes. Luego, tanto el Secretario General de la CECh, obispo Sergio Pérez de Arce, como el equipo de la Secretaría adjunta para la pastoral conformado por el pbro. Renzo Ramelli y Marcela Algaze, motivaron a los participantes a llevar estas propuestas a sus comunidades. También agradecieron a todos las personas que hicieron posible el encuentro. El cierre estuvo a cargo de los músicos que compusieron el himno de la Asamblea quienes por primera vez durante estos días pudieron tocar presencialmente y en vivo el tema que construyeron sinodalmente de manera remota durante la pandemia.

SERVICIO - Revista de la Conferencia Episcopal de Chile